Súplica

Desde pequeña siempre lo admiró, fue su ejemplo a seguir, no había nadie más importante en su vida, él le había enseñado que los hombres eran unos seres despreciables, y que el único que velaría por ella y nunca la dejaría sería siempre él, ella le creyó con los ojos cerrados, no tenía ningún tipo de experiencia, nadie a quien recurrir, solo él.

Tomaba las clases en su casa, él no quería que ella se rodeara de personas obsoletas, mediocres, que trataran de introducir ideas absurdas y sin sentido en su cabeza, así que él, un lustre letrado, le enseñó todo lo que aprendió, le encantaba la literatura, y se lo transmitió a ella.

Pero a ella le apasionó, se dedicó a eso, no quería hacer nada más, y él quería verla feliz, tenía un diario, donde escribía lo dichosa que era, lo que quería hacer con su vida, leía todo el tiempo.

Fue el día en que cumplió sus quince primaveras, y él decidió que ella estaba lista, lista para lo que fuera, después de tanto esperar, acordó entregarle el regalo que tanto había guardado para ella, ella tan ingenua, inocente, dulce como una flor, se sentía orgullosa de que había llegado el momento. Le dijo que lo esperara en la habitación, ella obediente, dócil y sumisa, hizo lo que le requerían. Se acostó, se colocó la sábana sobre la cara, y esperó. Escuchó los pasos, trató de quitarla de su cabeza para ver, los pasos se acercaban más y más y de repente la agarró.

Hola.

Esa noche, toda su dignidad, lo angelical de su cuerpo, el brillo en su mirada, todo se esfumó.

Desde ese día, todo cambió.

Ya ella tenía 26 años, había invertido todo su tiempo en el libro que tanto había anhelado escribir, nadie sabía, siempre lo mantuvo en secreto.

Ya faltaba muy poco, y ella sentía que ya su tiempo era breve, nunca se había sentido peor, pero tenía algo que hacer antes de irse.

Entonces le rogó a él, ese que la había encantado, que la llevara al mar, quería conocerlo, él ya viejo y decrepito, sin nada que perder, sabiendo que le quedaba poco a ella, aceptó acompañarla.

Era un trayecto largo, tomaron el tren, y cuando llegaron a la estación, ella sintió que no podía más, resistió, perdió lo poco de fuerza que le quedaba en sus manos, y cayó.

Ella lo miraba, abrió su boca para decir algo, mostrando así sus dientes destrozados, no quedaba indicio de la hermosa dentadura que una vez tuvo, no se escuchó palabra. Se quitó el amplio sombrero que llevaba, ya no le quedaba una hebra, quitó de su cara las gafas gigantes, había perdido el hermoso azul de sus ojos, sus pies eran muy débiles, usaba un bastón el cual ahora no sabía dónde estaba, siempre tenía guantes, esta vez los removió, mostrando la falta de uñas, estaba cansada, ya había llegado su hora.

Ella estaba tirada en medio de la estación y lo miraba, no había espacio para nadie más.


Ese mismo día, su libro se publicó, y no hubo un alma que no conociera su atroz historia.

***

Estábamos de paseo, el lugar era horrendo, parecía un lugar muy pobre, entonces bajamos del auto, y empezamos a caminar, había una familia y nos sentamos con ellos, la mujer, que por su aspecto puedo decir que era la madre, tenía muchas fotos, nos mostró unas cuantas, y luego sacó una foto de una mujer joven, inmediatamente la reconocí, y me dijo ¿sabes la verdadera historia?

Le dije que no, ella se calló un momento, pero después una de sus hijas empezó a hablar, esta joven mujer fue la que escribió “Súplica”, su madre murió al ella nacer, y lo único que tuvo en su vida fue a su padre, nunca tuvo amigos, relaciones con ningún tipo de persona, solo a él, él fue el centro de toda su vida.

Se acostaba con su padre desde que tenía 15 años, y sufría una enfermedad degenerativa, lo único que tuvo oportunidad de hacer fue escribir un diario, en el que detalló toda su historia, dicen que encontraron el diario en su casa, y así publicaron su historia, su muerte fue trágica, y solo asistió una persona al funeral, ya te imaginas quién.

Tres días después de la muerte de ella, lo encontraron a él, murió de complicaciones resultantes por el hecho de retener orina en su vejiga.

Espero que haya sufrido bastante, nunca hubo justicia, y ojalá ahora ella este en un mejor lugar.