Ve de...

Por el retrovisor vi las luces de los autos, empezaba a ralentizar la marcha y la luz del ocaso se hacía más y más tenue. Cerré los ojos y me los restregué suavemente, las luces siempre me habían molestado, y atrapada en el tráfico me sentía muy nerviosa, tenia el tiempo encima, aunque nunca le había dado mucha importancia a la puntualidad (al contrario de lo que decía en las entrevistas de trabajo) pero, siempre lo complementaba siendo excelente. Ya estaba sintiendo el dolor en el cuello que lentamente se extendía por los hombros, ¿estrés? ¿Mala postura? ¿Sobre pensar las cosas? Da igual, no creo que pueda evitarlo…

Ya estaba doblando en la cuadra, después de mirar en todas las direcciones me apresuré a aparcar en una casa visiblemente inhabitada, apagué el motor, miré el reloj y sorpresivamente faltaban 3 minutos,
- ja! Bajé el visor y me miré al espejo, había unos cuantos rizos rebeldes en mi frente, no estaba tan mal, ¿no? Me los coloqué detrás de la oreja mientras miraba hacia atrás. 
Se acercaba lentamente y con la cara cubierta por la capucha. 
Me coloqué el tapabocas y unos lentes oscuros, obvio había cubierto la placa, siempre hay que ser precavidos.

Tomé el paquete del asiento trasero y justo cuando llegaba se lo adelanté, cuando lo tomó sentí sus manos temblorosas, no había cubierto su cara, tenia un ojo amoratado y una herida en la boca, se veía más joven de lo que esperaba, quizá la más joven que había visto nunca. Se quedó mirando el paquete sin moverse, así que le dije: - una cucharada sopera disuelta en líquido, no más porque se detecta, no menos porque no será efectivo. 
Abrió los ojos como luna llena y asintió agradecida, - ¿me lo repites? susurré, lo repitió sin dudas. 
- Se lo merece… alcancé a decir al mismo tiempo que encendía el motor. Mientras se alejaba me retiré el tapabocas y sonreí, un hijo de puta menos. Saqué mi libreta y rayé su nombre, empecé la marcha y me dirigí a casa complacida, ¿qué habrá de cenar esta noche?..

***

Estimada Ve,

La amiga de una amiga me dio la dirección de tu casillero, estoy desesperada y por eso te escribo, no sé cuánto tiempo me quede y eres la única que nos puede ayudar, mi madre está en cama con las costillas rotas, tiene los dos ojos morados, quemaduras de cigarrillo por todo su cuerpo, esta calva en algunas partes de la cabeza donde le arrancó el cabello, dedos doblados, la mayoria de los dientes rotos, y miedo a pedir ayuda (cuando llamó a la policía, se presentaron en la puerta, él los recibió diciendo que había sido un malentendido y que todo estaba bien, mi madre lo secundó porque él la amenazó diciendo que llamaría a un querido amigo suyo que me haría sufrir de todas las maneras posibles, con la cortesía de hacerla presenciar todo, si ella decía algo, mi madre tratando de retener las lágrimas y siempre protegerme, no lo dudó) todos los días ese hijo de puta me da dinero para comprarle licor, quizá por eso no me golpea ´´tanto´´. He estado usando parte del dinero para comprar medicamentos para mamá, y la última vez se dio cuenta, se dirigió a dónde ella y colocó sus asquerosas manos en su cuello, le grité que las quitara, mientras corría hacia él, pero de una patada me tiró contra la pared, no me quedó más remedio que suplicar que parara y le juré que no lo volvería a hacer, le rogué, hasta que por fin paró, se acercó a mi, me pateó el estómago, me escupió en la cara y me dijo que la próxima no la contaba, ni yo, ni ella...

Por favor, por favor, por favor, no tenemos mucho tiempo, tengo que ayudar a mi mamá, soy su única familia, su única oportunidad, pude haberme ido como ella me lo pidió, pero prefiero morir antes que dejarla en manos de esa escoria. Te adjunto mi dirección, el día y la hora, tú eres nuestra última esperanza...



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