Lumbre

No sé quién soy... Ni siquiera puedo reconocer mi reflejo en el espejo; veo mi cuerpo lleno de heridas y puedo asegurar que son intrínsecas.

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Recuerdo el día que te dije que ya no sentía nada por ti, no me tomaste en serio, hasta que viste la maleta, rápidamente me tomaste del cuello, podía ver con claridad las gruesas venas en tu garganta, en tu frente, mientras gritabas que yo no podría dejarte nunca, que si lo intentaba, sería afortunada de tener mi lugar en el infierno por adelantado. Me arrastraste por el pelo hasta la habitación, diciendo que me ibas a recordar que yo era tu propiedad y lo sería hasta la muerte; entretanto yo contemplaba desde lejos... desde arriba, veía mi cuerpo tieso, y tú ya no estabas, solo podía divisar algo oscuro, algo maldito... algo inhumano...

Desde ese día reconocí, que siempre lo supe, que me había vendado los ojos porque te quería, porque creí que te ayudaría a cambiar, sin embargo, de igual forma siempre supe que ese camino no era el correcto, que tú eras un hoyo negro que me absorbería, a pesar de todo lo hice, sabiendo que me arrepentiría, porque en los más profundo de mi ser, siempre supe lo que eras…

                                                                             ***

Tu rutina era golpearme sin razón aparente cada vez que tenías la oportunidad, pero recuerdo en especial la vez en que me diste tal bofetada, que me hizo rodar por el piso, y sangrar la nariz, me gritaste que la comida era asquerosa, la arrojaste al piso con las manos y me obligaste a comerla diciendo que yo me estaba comportando como un perro y que entonces debía actuar totalmente como uno, sino la próxima vez sería peor.

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Aquella vez que llegaste antes de lo normal, me encontraste escribiendo, vi ese algo oscuro, ese algo maldito... ese algo inhumano... saliste de la habitación, regresaste con alcohol y un cerillo, tomaste mis libros, mis libretas... empezaste a empapar la cama, yo no dejaba de gritar, te suplicaba, lo encendiste mirándome fijamente a los ojos evocando una sonrisa, sin dudarlo siquiera, lo arrojaste, acabando así con lo último que me quedaba...

A pesar de las quemaduras que me provoqué tratando de salvar alguna cosa, no me dejaste salir, es realmente doloroso escribir esto, mi mano está muy afectada, pero es el último esfuerzo necesario, porque esta... esta es nuestra última noche...

Hoy después de que entres por esa puerta, no volverás a salir, aunque en el intento tampoco pueda salir yo... al final... también me he convertido en otra cosa, una cosa que no tiene nombre, y que debe desaparecer, aunque ya hace mucho tiempo que debí haber hecho esto...


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Encendí la estufa hace unos minutos, puedo oler el gas mientras se expande por el pequeño apartamento, ¡OH! es la hora perfecta, ya te escucho abrir la puerta, tengo los cerillos justo aquí, si, los mismos, cuento cada una de las cerraduras de la puerta mientras las colocas, sé que ya te diste cuenta del olor, pero ya es tarde, es demasiado tarde, escucho tus pasos mientras te aproximas, veo en tu cara odio y repulsión, te acercas preparado a embestirme, no obstante todo eso cambia cuando ves los cerillos, te detienes en seco dándote cuenta de mis intenciones, ahora veo el miedo, el horror, la desesperación; comprendí como me has visto continuamente, frágil, débil, endeble... así que... es así... como me veo, así que, por primera vez en mucho tiempo, sonrío, sonrío y me carcajeo, las lágrimas corren por mi rostro, corren de felicidad, de una felicidad absoluta... enciendo el cerillo...


y

t o d o

s u c e d e

e n

c á m a r a

l e n t a …

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