Clave

Mis manos temblorosas sostenían con esfuerzo el té caliente a pocos centímetros de mi boca, di un sorbo

y no pude evitar sobresaltarme cuando el líquido hirviendo llegó a mi lengua y luego a mi garganta.
- ¡JOD...!
Me contuve, cuando miré hacia arriba, la persona que estaba esperando ya estaba junto a la silla vacía
frente a mí y esbozaba una sonrisa en su rostro, que luego se convirtió en una risa contagiosa.
- Hola, siéntate, por favor.
Ella se sentó y puso su bolsa a un costado de la silla.
- Pensé que habíamos quedado a las 11:00 am, dijo rápidamente.
- Sí, yo estaba cerca.
En realidad había llegado hacia horas, necesitaba relajarme y aclimatarme antes de ver a alguien. Evitaba
mirarla a los ojos, para no sentirme ansiosa.
Llamó al camarero y pidió un café.
Yo me había quedado inmersa en mis pensamientos mientras miraba por la ventana, tantas personas…
¿alguna de ellas pasará por lo mismo?
- ¿En qué piensas?
Me preguntó, sus ojos estaban clavados en mí, me di cuenta que no llevaba sus anteojos.
- En que la vida da muchas vueltas.
- Si, ¿eh? ¿Quién iba a decir que tú y yo nos volveríamos amigas?
Reí.
– No creo que fuera imposible, tú eres una persona muy amigable.
Y era cierto, sonreía a todo el mundo, tenía la facilidad de la comunicación, aunque tampoco era torpe,
decía lo que le convenía para caer en gracia. Ya la conocía, le resultaba.
- Anoche… Comenzó a decir.
- Si… se nos fue de las manos. No quería entrar en detalles, no aquí.
- ¿No quieres hablar de eso?
- ¿Tú quieres hablar de eso? Bueno, claro, hablemos.
- ¿Qué es lo que realmente quieres? Quiero decir… ¿a dónde vas a llegar con esto?
- Yo te quería preguntar exactamente lo mismo ¿A dónde quieres llegar?
- Ya sabes lo que quiero y mi propósito con esto

Si lo sabía, pero quería escuchar su respuesta.
- Si está bien, podemos ver cómo van resultando las cosas ¿no?
Dudó, pero luego me dio la razón.
- Siento que las cosas van bien, si nos apresuramos quizá las cosas salgan mal y a ninguna de las
dos le conviene eso.
- ¿Estás segura que quieres hacer esto? Preguntó mientras sonreía, sin embargo se notó una tenue
preocupación en su expresión.
El té se había enfriado.
- Si… quiero hacerlo…
De vez en cuando observaba de un lado a otro de forma disimulada para confirmar que no hubiera nadie
conocido.
- ¿Es la primera vez que lo haces? … Se me salió sin pensar.
- … No… confesó.
No puedo decir que me sorprendió, se notaba.
- Y… ¿tú?
- Si…
Me rozó la pierna debajo de la mesa, era la señal, ella salió primero, esperé y luego salí también.
Su carro estaba aparcado más lejos de lo normal, ella ya estaba adentro y subí, estaba en silencio, su radio
aún estaba rota.
- ¿Qué dices si empezamos?
No esperó mi respuesta, puso su mano en mi nuca… y me acercó hacia su boca…

***

Entré las llaves en la cerradura, las luces de afuera estaban apagadas, siempre olvidaba encenderlas.
Tenía hambre y fui directo a la cocina, al momento escuché ruidos en el segundo piso, así que dejé lo que
estaba haciendo, y comencé a subir lentamente, entonces lo vi, estaba en la habitación, sobre la cama, su
mirada me encontró y se sorprendió.
- ¡Hola mi amor! Dijo con una sonrisa en el rostro
- Hola amor.
- Llegaste temprano hoy ¿Cómo estuvo el trabajo?
- Bien, ya sabes. Te extrañé muchísimo

- ¿Tienes hambre? Me parece haberte escuchado en la cocina, ya te había preparado algo, ahora te
lo traigo.
- Gracias amor, eres el mejor esposo del mundo.
Mientras me quitaba la ropa por segunda vez hoy… recordé… traté de contenerme… pero… no pude
evitar una sensación en la entrepierna...

***

Ella llegó a su casa y también estaba a oscuras, encendió las luces de su apartamento y vio hacia la
cocina, unos cuantos platos sucios, siguió a la habitación y se encontró con ropa fuera del armario y
tendederos en el piso.
Volvió a la sala y se sentó en el sofá, tomó su celular y escribió un mensaje…
- Hola amor, ya estoy en casa, veo que estuviste aquí, ¿dónde estás?
- Hola princesa, estoy con unos amigos, así que no me esperes.
Estaba acostumbrada, pero lo quería, y el matrimonio no era fácil.
Además, así no se sentía tan culpable…