Flagelo

Siento temor de lo que pueda ocurrir, me siento tan vacía esta noche, percibo que las venideras serán desventuradas, no sé si lo pueda soportar.  

He intentado complacerlo de formas que él no podría igualar. Y sin embargo heme aquí, mendigando interés, mendigando afecto, mendigando al incorrecto. 

Mi enojo es perecedero, el suyo duradero. Mi vida ya no es placentera, ya no es amena. 

La aflicción está encadenada a mi como un cinturón de castidad, estoy taciturna, melancólica, amedrentada. 

Hemos construido un hogar y hoy es mi refugio, pero te preciso, urjo tu soporte, un subterfugio.

Tu amor requería sacrificios, y mi disposición absoluta, pero entre tantas imposiciones, ¿donde quedaron nuestras conmutaciones? 

Quiero surcar los cielos, los mares, recorrer lugares, fantasear en el olvido, donde están mis ideales.

El desprecio ha convertido mi corazón en un diamante, aunque te ciegue su brillo, imposible de penetrar, inútil de descifrar.

Las innumerables tentativas de cultivar la pasión, han resultado en un huerto árido y deshecho, Dios es testigo que lo he hecho. 

Las puertas aparentan estar abiertas, pero estoy apresada. Estoy malherida. hay un muro impalpable, invisible. Y no recuerdo qué hacer, cómo escapar. No tengo a donde zarpar. 

Estoy estancada, lánguida, amargada. 

Tú me dañas, no te inquieta. 

Mis esfuerzos por mantener tu júbilo no fenecen... ¿por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Eres realmente digno? ¿Es que mis lágrimas no te enternecen?

Quiero emprender mi trayecto, no quiero tu partida, quiero mi ida, quiero mi vida. 

Quiero distanciarme. Quiero encaminarme. Quiero saber que puedo desarraigarme; sin necesidad de sacrificarme...